Las erecciones de Sarmiento





Con una vida signada por el tumulto de ideas y acciones, Domingo Faustino también hizo del sexo una actividad incesante, algo que queda patentizado en el libro de Federico Andahazi.
Cuenta -por caso- que en la contabilidad con que el célebre sanjuanino detallaba sus gastos siempre figuraba el rango "orgías", una forma de definir lo que había gastado en sexo en determinado lapso.
Y cuenta además Andahazi que en una oportunidad, estando de visita en casa de Mariquita Sánchez de Thompson, Sarmiento tuvo una erección formidable mientras conversaba con la célebre dama, ya entrada en años. "Intentando disimular el contratiempo, cruzó sus manos sobre el importante promontorio que le abultaba el pantalón pero, al mirarse, descubrió que esta nueva posición agregaba obscenidad al percance: además del repentino ímpetu que le inflamaba la bragueta, parecía que se estaba tocando".

Superando el trance

Tras relatar las diversas iniciativas que puso en marcha don Domingo para superar el trance, Andahazi señala que en una carta fechada en Montevideo a fines de 1846 y dirigida a su amigo Juan María Gutiérrez, el sanjuanino le da cuenta de la calentura que lo había invadido en relación con Mariquita. "Nos hicimos muy amigos, tanto que una mañana, solos, sentados en un sofá, hablando... me sorprendí víctima triste de una erección, tan porfiada que estaba a punto de interrumpirla (a Mariquita, claro) y no obstante sus 60 años, violarla. Felizmente entró alguien y me salvó de tamaño atentado"


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